viernes, 25 de septiembre de 2020

 

Cuento: “El árbol de lilas” de María Teresa Andruetto

Te invitamos a escuchar este cuento en la voz de la autora, María Teresa Andruetto



https://www.youtube.com/watch?v=g26IAvhaAxw

Andruetto lee a Andruetto - Audiovideoteca de Escritores

 

Si querés podés leerlo y disfrutar de las ilustraciones Liliana Beatriz Menéndez

(artista plástica)

 Cuento: “El árbol de lilas” de María Teresa Andruetto

UNO

     Él se sentó a esperar bajo la sombra de un árbol florecido de lilas.



     Pasó un señor rico y le preguntó: ¿Qué hace sentado bajo este árbol, en vez


de trabajar y hacer dinero?

     Y el hombre le contestó:
     Espero.

 

 

 

 

  

Pasó una mujer hermosa y le preguntó: ¿Qué hace sentado


bajo este árbol, en vez de conquistarme?

     Y el hombre le contestó:

     Espero.

 

 

 

 

 



 Pasó un niño y le preguntó: ¿Qué hace Usted, señor,

sentado bajo este árbol, en vez de jugar?

     Y el hombre le contestó:
     

    Espero.

 

 

 

 

 

 

     Pasó la madre y le preguntó: ¿Qué hace este hijo mío, sentado bajo un árbol, en vez de ser feliz?

     Y el hombre le contestó:
     Espero.

 

 DOS

 

     Ella salió de su casa.

     Cruzó la calle, atravesó la plaza y pasó junto al árbol florecido de lilas.

     Miró rápidamente al hombre.

     Al árbol.

     Pero no se detuvo.

     Había salido a buscar, y tenía prisa.

 

     El la vio pasar,
     alejarse,
     volverse pequeña,
     desaparecer.
     Y se quedó mirando el suelo nevado de lilas.

 

     Ella fue por el mundo a buscar.
     Por el mundo entero.

 

     En el Este había un hombre con las manos de seda.
     Ella preguntó:

     ¿Sos el que busco?
     Lo siento, pero no,

    dijo el hombre con las manos de seda.
     Y se marchó.

 

     En el Norte había un hombre con los ojos de agua.
Ella preguntó:

     ¿Sos el que busco?
     No lo creo, me voy,

dijo el hombre con los ojos de agua.
     Y se marchó.

 

     En el Oeste había un hombre con los pies de alas.
    Ella preguntó:

     ¿Sos el que busco?
     Te esperaba hace tiempo, ahora no,

      dijo el hombre con los pies de alas.
     Y se marchó.

 

     En el Sur había un hombre con la voz quebrada.
      Ella preguntó:

     ¿Sos el que busco?
     No, no soy yo,

    dijo el hombre con la voz quebrada.
     Y se marchó.

 TRES


     Ella siguió por el mundo buscando, por el mundo entero.
     Una tarde, subiendo una cuesta, encontró a una gitana.
     La gitana la miró y le dijo:

     El que buscas espera, bajo un árbol, en una plaza.

      Ella recordó al hombre con los ojos de agua, al que tenía las manos de seda, al de los pies de alas y al que tenía la voz quebrada.
     Y después se acordó de una plaza, de un árbol que tenía flores lilas, y del hombre que estaba sentado a su sombra.








     Entonces se volvió sobre sus pasos, bajó la cuesta, y atravesó el mundo. El mundo entero.
     Llegó a su pueblo, cruzó la plaza, caminó hasta el árbol y le preguntó al hombre que estaba sentado a su sombra:

     ¿Qué hacés aquí, sentado bajo este árbol?



     Y el hombre dijo con la voz quebrada:

    Te espero.

     Después él levantó la cabeza y ella vió que tenía los ojos de agua,
    la acarició y ella supo que tenía las manos de seda,
    la llevó a volar y ella supo que tenía también los pies de alas.

 

 


Cuando volvamos a la Escuela podés pedir en la Biblioteca Escolar “Wolf Schcolnik”

 el libro “El árbol de lilas” de María Teresa Andruetto.

 

 

A pesar que es una narración, en este cuento encontrarás muchas partes poéticas… contanos cuál te emocionó más

 





viernes, 18 de septiembre de 2020

 


La llave de Josefina de Iris Rivera

Hay gente que no tiene paciencia para leer historias.
Acá se cuenta que Josefina iba caminando y encontró una llave. Una llave sin dueño. Josefina la levantó y siguió andando.

 

Seis pasos más allá encontró un árbol. Con la llave abrió la puerta del árbol y entró. Vió cómo subía la savia hasta las ramas y subió con la savia.
Y llegó a una hoja y a una flor. Se asomó a la orilla de un pétalo, vió venir a una abeja y la vió aterrizar.

Con la llave, Josefina abrió la puerta de la abeja y entró.


La oyó zumbar desde adentro, conoció el sabor del néctar y el peso del polen.
Y voló hasta un panal.
Con la llave abrió la puerta del panal, abrió la puerta de una gota de miel y entró y goteó sobre la

zapatilla de un hombre que juntaba la miel.

 


Hay gente que en esta parte ya se aburrió y prende la tele. Pero la historia dice que, con la llave, Josefina abrió la puerta del hombre y entró. Y sintió lo fuerte que quema el sol y cómo se cansa la cintura y que el agua es fresca. Y, con la mano del hombre, acarició a un perro común y silvestre.

Con la llave, Josefina abrió la puerta del perro y entró.

 

 

Y les ladró a las gallinas, al gato y al cartero. Y después abrió la puerta del cartero, del gato, de las gallinas, de las limas para uñas, de las tortas de crema, de los banquitos petisos y de los grillos.

Hay gente que, a esta altura, ya se fue a tomar la leche. Pero la historia dice que, cuando estuvo segura de que esa llave abría todas las puertas, Josefina abrió la puerta de Josefina y entró.
Se sentó en el banquito petiso y, con la lima para uñas, se puso a hacer otra llave distinta a la primera, pero igual.



Después se quedó sentada en el banquito, pensando. Josefina quiere elegir a quién darle la segunda llave. Porque no es cuestión de entregársela a cualquiera.

Pero si vos todavía estás ahí, si no prendiste la tele y no te fuiste a tomar la leche… acá la tenés, tomala. Porque dice Josefina que la llave es tuya.

Te invitamos a escuchar este cuento



https://www.youtube.com/watch?v=ZwW_rsste6Y

SMAndes Cultural/La llave de Josefina/Iris Rivera

 

 

La llave es tuya, dice Josefina… contanos qué te gustaría abrir

jueves, 10 de septiembre de 2020

 

CUENTO: EL PAÍS DE LA GEOMETRÍA de María Elena Walsh

Había una vez un amplio país blanco de papel. El Rey de este país era el Compás.

¿Por qué no?



El Compás. Aquí viene caminando con sus dos patitas flacas: una pincha y la otra no.

Jo jo jo jo jo, una pincha y la otra no.

 

El Rey Compás vivía en un gran palacio de cartulina en forma de icosaedro, con dieciocho ventanitas.

 

Cualquiera de nosotros estaría contento en un palacio así, pero el Rey Compás no. Estaba siempre triste y preocupado.
Porque para ser feliz y rey completo le faltaba encontrar a la famosa Flor Redonda.

Jo jo jo jo jo, sin la Flor Redonda no.

El Rey Compás tenía un poderoso ejército de Rombos, una guardia de vistosos Triángulos, un escuadrón policial de forzudos Trapecios, un sindicato de elegantes Líneas Rectas, pero… le faltaba lo principal: ser dueño de la famosa Flor Redonda.

El Rey había plantado dos Verticales Paralelas en el patio, que le servían de atalaya. Las Paralelas crecían, crecían, crecían…

Muchas veces el Rey trepaba a ellas para otear el horizonte y ver si alguien le traía la Flor, pero no.


Había mandado cientos de expediciones en su búsqueda y nadie había podido encontrarla.

Un día el Capitán de los Rombos le preguntó:

–¿Y para qué sirve esa flor, señor Rey?

–¡Tonto, retonto! –tronó el Rey–. ¡Solamente los tontos retontos preguntan para qué sirve una flor! El Capitán Rombo, con miedo de que el Rey lo pinchara, salió despacito y de perfil por el marco de la puerta.

Otro día el Comandante de los Triángulos le preguntó:

–Hemos recorrido todos los ángulos de la comarca sin encontrarla, señor Rey. Casi creemos que no existe. ¿Puedo preguntarle para qué sirve esa flor?


–¡Tonto, retonto! –tronó el Rey–. ¡Solamente los tontos retontos preguntan para qué sirve una flor! El Comandante de los Triángulos, temeroso de que el Rey lo pinchara, salió despacito y de perfil por una de las dieciocho ventanas del palacio.

Otra tarde la Secretaria del sindicato de Líneas Rectas se presentó ante el Rey y tuvo la imprudencia de decirle:

–¿No le gustaría conseguir otra cosa más útil, señor Rey? Porque al fin y al cabo, ¿para qué sirve una flor?

–¡Tonta, retonta! –tronó el Rey–. ¡Solamente las tontas retontas preguntan para qué sirve una flor! La pobre señorita Línea, temerosa de que el Rey la pinchara, se escurrió por un agujerito del piso.

Poco después llegaron los Trapecios, maltrechos y melancólicos después de una larga expedición.

–¿Y? ¿Encontraron a la Flor Redonda? –les preguntó el Rey, impaciente.

–Ni rastros, Majestad.

–¿Y qué diablos encontraron?

–Cubitos de hielo, tres dados, una regla y una cajita.

–¡Harrrto! ¡Estoy harrrto de ángulos y rectas y puntos! ¡Sois todos unos cuadrados! (Este insulto ofendió mucho a los Trapecios).
¡Estoy harrrto y amarrrgado! ¡Quiero encontrar a la famosa Flor Redonda!

Y todos tuvieron que corear la canción que ya era el himno de la comarca:

Sin la flor redonda no. Jo jo jo jo jo.

Los súbditos del Rey, para distraerlo, decidieron organizar un partido de fútbol. Las tribunas estaban llenas de Puntos alborotados. Los Rombos desafiaban a los Triángulos.

En fin, ganaron los Triángulos por 1 a 0 (mérito singular si se tiene en cuenta que la pelota era un cubo). El Capitán de los Rombos fue a llorar su derrota en un rincón.

El Comandante de los Triángulos, cansado y victorioso, se acercó al Rey:

–¿Y? ¿Le gustó el partido, Majestad?

–¡Bah, bah!… –dijo el Rey, distraído, siempre con su idea fija–. No perdamos tiempo con partidos; mañana salimos todos de expedición.

–¿Mañana? Pero estamos muy cansados, señor Rey. El partido duró siete horas; usted no sabe cómo cansa jugar con una pelota en forma de cubo.

–Tonto, retonto, mañana partimos.


A la mañana tempranito el Rey pasó revista a sus tropas. Había decidido salir él mismo a la cabeza de la expedición. Rombos, Cuadrados, Triángulos, Trapecios y Líneas Rectas formaban fila, muertos de sueño y escoltados por unos cuantos Puntos enrolados como voluntarios.

Allá se van todos, en busca de la famosa, misteriosa y caprichosa Flor Redonda.

La expedición del Rey Compás atravesó páginas y cuadernos desolados, ríos de tinta china, espesas selvas de viruta de lápiz, cordilleras de gomas de borrar, buscando, siempre buscando a la dichosa flor.

Registraron todos los ángulos, todos los rincones, todos los vericuetos, bajo el viento, la lluvia, el granizo y la resolana.



–Me doy por vencido –dijo por fin el Rey. Quizás ustedes tenían razón y la dichosa Flor Redonda no exista. Quizá no eran tan retontos como yo pensaba. Volvamos a casita.

Cuando volvieron, el Rey se encerró en su cuarto, espantosamente triste y amargado.

Al rato entró la señora Línea a llevarle la sopita de tiza y se preocupó mucho al verlo tan triste.

–Señor Rey –le dijo para consolarlo–, ¿no sabe usted que siempre es mejor cantar y bailar que amargarse?

Cuando la señorita Línea se hubo deslizado por debajo de la puerta, el Rey, que no era sordo a los consejos, dijo:


–Y bueno, probemos: la la la la… Y cantó y bailó un poquito.

Bailando, bailando, bailando, descubrió sorprendido que había dibujado una hermosa Flor Redonda sobre el piso de su cuarto.

Y siguió bailando hasta dibujar flores y más flores redondas que pronto se convirtieron en un jardín.
Jo jo jo jo jo, y la Flor la dibujó.

                                                                 FIN


Este cuento está en el libro “Cuentopos de Gulubú” de María Elena Walsh. Alfaguara.

Cuando volvamos a la Escuela, podés pedir este libro en la Biblioteca Escolar “Wolf Schcolnik”.

 

Te invitamos a escuchar este cuento en la maravillosa voz de la autora, María Elena Walsh.



https://www.youtube.com/watch?v=DQwfZISFKMI

 

En los comentarios podés contarnos qué te pareció este cuento.

martes, 8 de septiembre de 2020

 

CUENTO: LA PLAPLA de María Elena Walsh


Felipito Tacatún estaba haciendo los deberes. Inclinado sobre el cuaderno y sacando un poquito la lengua, escribía enruladas “emes”, orejudas “eles” y elegantísimas “zetas”.

De pronto vio algo muy raro sobre el papel.

—¿Qué es esto?, se preguntó Felipito, que era un poco miope, y se puso un par de anteojos.




Una de las letras que había escrito se despatarraba toda y se ponía a caminar muy oronda por el cuaderno.

Felipito no lo podía creer, y sin embargo era cierto: la letra, como una araña de tinta, patinaba muy contenta por la página.

Felipito se puso otro par de anteojos para mirarla mejor.

Cuando la hubo mirado bien, cerró el cuaderno asustado y oyó una vocecita que decía:
—¡Ay!

Volvió a abrir el cuaderno valientemente y se puso otro par de anteojos y ya van tres.

Pegando la nariz al papel preguntó:
—¿Quién es usted, señorita?

Y la letra caminadora contestó:
—Soy una Plapla.

—¿Una Plapla?, preguntó Felipito asustadísimo, ¿qué es eso?

—¿No acabo de decirte? Una Plapla soy yo.

—Pero la maestra nunca me dijo que existiera una letra llamada Plapla, y mucho menos que caminara por el cuaderno.

—Ahora ya lo sabes. Has escrito una Plapla.

—¿Y qué hago con la Plapla?

—Mirarla.

—Sí, la estoy mirando pero... ¿y después?

—Después, nada.

Y la Plapla siguió patinando sobre el cuaderno mientras cantaba un vals con su voz chiquita y de tinta.

Al día siguiente, Felipito corrió a mostrarle el cuaderno a la maestra, gritando entusiasmado:

—¡Señorita, mire la Plapla, mire la Plapla!

La maestra creyó que Felipito se había vuelto loco.


Pero no.

Abrió el cuaderno, y allí estaba la Plapla bailando y patinando por la página y jugando a la rayuela con los renglones.

Como podrán imaginarse, la Plapla causó mucho revuelo en el colegio.

Ese día nadie estudió.

Todo el mundo, por riguroso turno, desde el portero hasta los nenes de primer grado, se dedicaron a contemplar a la Plapla.

 



Tan grande fue el bochinche y la falta de estudio, que desde ese día la Plapla no figura en el abecedario.

Cada vez que un chico, por casualidad, igual que Felipito, escribe una Plapla cantante y patinadora la maestra la guarda en una cajita y cuida muy bien de que nadie se entere.

Qué le vamos a hacer, así es la vida.

Las letras no han sido hechas para bailar, sino para quedarse quietas una al lado de la otra, ¿no?

                                                                             FIN

Este cuento está en el libro “Cuentopos de Gulubú” de María Elena Walsh. Alfaguara.

Cuando volvamos a la Escuela, podés pedir este libro en la Biblioteca Escolar “Wolf Schcolnik”.

 

Te invitamos a ver y escuchar el video.


 


https://www.youtube.com/watch?v=bjoaagwCQuc

 

En los comentarios podés contarnos alguna anécdota que te haya pasado cuando escribías en tu cuaderno o en una hoja (también vale poner algo de fantasía…)

jueves, 3 de septiembre de 2020

 


SEMANA DEL LIBRO

Septiembre

VIERNES 4

 

UNA SARDINA MUY SALADA


Una sardina muy salada

era muy tonta y estaba enamorada.

Y se comió un elefante

porque creía que eso era importante.


 

A la catunga tunga tunga

a la cantuga tunga tunga tunga tunga.

A la catunga tunga tunga

a la cantuga tunga tunga tunga tunga.

 

El capitán de las Filipinas

con su nariz abre latas de sardinas.


El capitán del regimiento

con su nariz abre latas de pimientos.

 

A la catunga tunga tunga

a la cantuga tunga tunga tunga tunga.

A la catunga tunga tunga

a la cantuga tunga tunga tunga tunga.

 

El capitán de la fragata

con su nariz abre latas de batatas.           


El capitán de estos mares

con su nariz abre latas de calamares.

 

A la catunga tunga tunga

a la cantuga tunga tunga tunga tunga.

A la catunga tunga tunga

a la cantuga tunga tunga tunga tunga.

 

 

https://www.luispescetti.com/cuentos-poesia-y-mas/

SI QUERÉS CANTAR TE COMPARTIMOS ESTE VIDEO



https://youtu.be/0ec2CDns9yg

 

PARA PASAR UN MOMENTO DIVERTIDO CON TU FAMILIA, TE PROPONEMOS ESTA COREOGRAFÍA.



https://www.youtube.com/watch?v=QM7tcEtKGbU

CONTANOS EN LOS COMENTARIOS QUÉ LES PARECIÓ ESTA CANCIÓN.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En los comentarios podés contar qué te pareció esta historia.

 

 

SEMANA DEL LIBRO


Septiembre

JUEVES 3

 

¿QUIÉN ES RAFLES?

TE INVITAMOS A LEER EL COMIENZO DE ESTA DIVERTIDA HISTORIA



 

SI QUERÉS CONOCER CÓMO SIGUE, TE COMPARTIMOS ESTE VIDEO…

La narradora es Maira G. Oyarce



https://www.youtube.com/watch?v=wTbzvmTEE5M

 

Te contamos que “Rafles” está incluído en el libro “Natacha”, pero también

formó parte del “Plan de Lectura 2009” del Ministerio de Educación de la Nación.



 Cuando volvamos a la Escuela, podés pedir

en la Biblioteca Escolar “Wolf Schcolnik”

los dos libros “Natacha”y “Rafles”

de Luis María Pescetti.

 


 

 


En los comentarios podés contar qué te pareció esta historia.



miércoles, 2 de septiembre de 2020

 


SEMANA DEL LIBRO

Septiembre

MARTES 1°

 

¿DESCUBRIMOS JUNTOS QUÉ PASA EN EL BOSQUE?

 

En el bosque de Zarzabalanda- precioso bosque que queda bastante lejos de aquí- había una vez en la que la paz era reina del lugar…


 

 




 

 Cuando volvamos a la Escuela, podés pedir

en la Biblioteca Escolar “Wolf Schcolnik”

el libro “Lobo Rojo y Caperucita Feroz”

de Elsa Isabel Bornemann.

 

 

 

Te invitamos a ver el video y conocer cómo era esta Caperucita Feroz…




https://www.youtube.com/watch?v=cBblMDuYJh0

Caperucita, Caperucita, CAPERUZOTA!!!

Sí, así se llama esta historia: ”CAPERUZOTA” y es una adaptación feroz del tradicional cuento 'Caperucita Roja', de los hermanos Grimm, en la voz de Shumi Gauto.

AGRADECIMIENTO: a Giuliano y Gianlucca Petrone que nos hicieron descubrir éste y otros relatos en…CUENTOS FEROCES

Y empieza así…

“Había una vez en un pueblo de por ahí una muchachita con la que todos simpatizaban…”

“Había una vez en el pueblito que más les guste, una nena que a veces se portaba bien, a veces se portaba mal…”

Aquí podés disfrutar de esta moderna historia…



https://www.youtube.com/watch?v=DXhkD95ceGc

Cuentos Feroces: Caperuzota

 

 

Y vos, ¿qué versión elegís de este Clásico cuento? Explicanos por qué en los comentarios.