lunes, 31 de agosto de 2020

 


SEMANA DEL LIBRO

Septiembre

MARTES 1°

 

 

POESÍA: DE TODOS LOS ANIMALES” de Conrado Nalé Roxlo

 

HAY MILES DE ANIMALITOS

EN EL MUNDO DEL JARDÍN.

¿QUIÉN ADIVINA CUÁL ES

EL QUE MÁS ME GUSTÓ A MÍ?

 


HAY ORUGAS QUE PARECEN

TRENCITOS VERDES CON PATAS.

HAY ARAÑITAS QUE TEJEN

ESTRELLAS DE SEDA Y PLATA.

 

HAY UNA ABEJA DORADA,

ES LA REINA DEL PANAL

Y UNA MARIPOSA BLANCA,

PRINCESITA DEL ROSAL.

 

DE TODOS YO ELIJO UNO,

EL QUE MÁS ME GUSTA A MÍ

ES UN GRILLO PEQUEÑITO

QUE TOCA Y TOCA EL VIOLÍN.

 

(De El grillo y otros poemas, 1923)

 

 

 

 

 

EL EXTRAÑO CASO DE MARCELO” de Ana María Shua

 

A Marcelo, hasta la edad de siete años,

no le había pasado nada extraño.

Pero un día hubo un hecho estrafalario:

Marcelito decidió ser un canario.

La mamá andaba bastante preocupada:

su hijo comía mijo y aleteaba.


Imitando a una paloma de la plaza

aprendió a revolotear a lo torcaza

Se volvió por el aire hasta su casa

y aterrizó tranquilo en la terraza.

Se hizo amigo del loro de su tía

y conversan entre ellos todo el día.

Como ya no le gusta más su cama,

ahora duerme parado en una rama.

Los vecinos llamaron a los diarios

por el caso del niño canario.

Un gato fue a atacarlo, equivocado,

y Marcelo lo hizo en estofado.

Decían por la tele al poco rato:

¡Canario gigantesco come gato!

 

(De Las cosas que odio y otras exageraciones, 1998)

 

Cuando volvamos a la Escuela, podés pedir en la Biblioteca Escolar “Wolf Schcolnik” el libro “Las cosas que odio y otras exageraciones” de Ana María Shua

 

En los comentarios podés contarnos qué te parecieron estas poesías.

Si tenés jardín en tu casa, ¿qué animalito aparece allí o cuál es tu preferido?

¿Qué le hubieras dicho a Marcelito si lo encontrabas en tu barrio sabiendo que era un canario ?

 

SEMANA DEL LIBRO

Del 31 de Agosto al 3 de Septiembre

LUNES 31




 

 

Cuento: POTRANCA NEGRA


En la estancia de padrino Ernesto, donde estoy pasando mis vacaciones, hay muchos potrillos... ¡pero ninguno como mi potranca negra!

Cuando los arados van a dormir su fatiga, ella se me aparece al tranquito, lamiendo el atardecer como si fuera el agua de los bebederos.

Es arisca. No viene cuando yo la llamo sino cuando ella quiere, despeinando los juncales con sus largas crines. Sus huellas van oscureciendo los caminitos de barro.

Espero que toda la gente de las casas se haya acostado y abro las ventanas de mi cuarto para mirarla: la veo trotando sobre malezas y pastizales, escabulléndose entre los cardos, saltando los alambrados...

¡Potranca desbocada! Galopa sobre el campo o sobre los techos, enfriando el aire con su aliento. Sus cascos golpean las puertas y su cola azota molinos y chimeneas. Escucho el roce de su poncho al engancharse en los postes, mientras arroja negrura por todas partes.

A veces, le relincha a la luna, y otras, la lleva sobre la grupa para que reparta sus luces por lagunas y charcos.

¡Potranca salvaje! ¡Imposible cabalgar sobre su lomo! Pero puedo tocarla cuando apago mi lámpara: en ese momento se me acerca mansita y la acaricio. Ella me mira desde la oscuridad de sus ojos enormes y yo la contemplo en silencio, hasta que los gallos abren la madrugada y la mañanita empieza a remontar su barrilete de sol...

Mi potranca huye entonces, tijereteando las sombras...

Más tarde, mientras le cebo unos mates, padrino Ernesto me dice que esa que quiero tanto es LA NOCHE y promete regalarme una yegüita overa, para que no siga imaginando pavadas... Yo sonrío y me callo... Padrino Ernesto debe estar celoso: él tiene muchos potrillos... ¡pero ninguno como mi potranca negra!


FIN


Este cuento está en el libro “Un elefante ocupa mucho espacio” de Elsa Isabel Bornemann. Alfaguara.

 

Cuando volvamos a la Escuela, podés pedir en la Biblioteca Escolar “Wolf Schcolnik” este libro de Elsa Bornemann y leer otros cuentos que hay en él.

 

En los comentarios podés dar tu opinión sobre qué te pareció este cuento, qué sentidos activaste mientras lo leíste o te lo leyeron (qué olores, sensaciones experimentaste), qué parte te conmovió, te sorprendió, te gustaría dibujar…

viernes, 21 de agosto de 2020

 

Cuento: LA CASA DEL ÁRBOL, de Iris Rivera

 


¡Otra vez me mandaron al rincón y me quedo sin ver los dibus de la tarde!

Fue por el pino que compró mi papá. Y porque se vació el tanque de agua mientras dormía la siesta mi hermanita… (Que se durmió mi mamá también, como dos horas). Y justo cortaron la luz. Y nosotros, sin agua. Y yo, al rincón.

La luz ya vino, pero igual me quedo sin ver los dibus de la tarde.

Es alto hasta mis rodillas, el pino. Mi papá lo plantó en el terreno. En el fondo lo plantó.

Yo tengo tres amigos: Matías, Leandro y Mariano. Con Fernando que soy yo, somos cuatro.

Nos divertimos joya en el terreno. Y más cuando duerme la siesta mi mamá. Y más ahora que está el pino que me llega hasta las rodillas. Porque cuando el pino crezca y se venga más alto que el techo, nosotros planeamos hacernos una casa. De esas casas en el árbol nos vamos a hacer. La vamos a armar con maderas. Ya estamos juntando los palos en el fondo.


Hicimos una pila y Matías las tapó con bolsas por si llueve. Leandro trajo una lata de la casa de él y ahí guardamos los clavos. El abuelo de Mariano nos dio un montón y el tío capaz que nos presta en martillo, porque mi papá esas cosas dice que no me presta. Que por ahí me reviento un dedo, dice.

Yo sé dibujar bien y por eso soy el que tengo que hacer los planos. Ya hice unos y mis amigos estaban de acuerdo.

Pero mi hermanita me los mamarrachó todos. Yo, de bronca, le escondí la muñeca articulada y la hice llorar a los gritos pelados. Un poco también por eso me mandaron al rincón. Y más bronca me da porque ahora tengo que hacer los planos de nuevo.

La casa del árbol va a tener una escalera para poder subir cuando estemos abajo y para poder bajar cuando estemos arriba. Es fácil hacer una escalera, porque ponés dos palos así y después les vas clavando palitos cortos así, así y así. Es fácil si te prestan el martillo.

También va a tener el techo de palos con hojas y ramas por arriba para que sea más fresca adentro.

Le vamos a hacer una puerta que se abra y con cortina y todo. La cortina es fácil porque la hacemos con un trapo de la bolsa de mi mamá. Si tenés calor la atás con un hilo en el medio y listo. Así entra aire.

A la siesta nosotros vamos a estar en la casa del árbol. Y a la noche también. Yo no tengo miedo. Mariano tampoco. Total…nos conseguimos una linterna como las que hay en mi cocina, pero que tenga pilas. A la linterna la colgamos del techo con un alambre. En el galpón de mi casa hay un rollo así de alto de alambre.

Nos podemos hacer una mesa también, Matías sabe. Y nos llevamos juegos y chizitos. ¡Joya! Nos podemos hacer camas con unas colchas viejas.

Mi abuela tiene. Capaz me preste. Y después estamos ahí, tramamos planes, trucos… ¡va a estar buenísimo!

Capaz que salgo pronto de la penitencia, porque ya vino la luz y mi mama pudo llenar el tanque. Es una exagerada mi mamá. Nosotros no hicimos una travesura grave como dice ella. Ni siquiera fue una travesura eso. Pero no lo quiere entender.

Ya sé que le vaciamos el tanque, que estaba casi lleno. Entre los cuatro, haciendo pasamanos con los baldes se lo vaciamos. Pero ¿Qué quiere mi mamá? El pinito recién me llega hasta la rodilla a mí. ¿No se da cuenta?… ¿Cuánto va a faltar para que hagamos la casa del árbol sino lo regamos bastante, eh?


                                                               FIN


La casa del árbol (cuentos). Ilustraciones de Pablo Blasberg. Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1995. Colección: Del Pajarito Remendado. (Serie celeste)

 

Si querés  podés escuchar el cuento en la voz de Rodolfo Meyer…

https://www.youtube.com/watch?v=qIUObaNoQpghttps://www.youtube.com/watch?v=qIUObaNoQpg


La casa del árbol. Iris Rivera por Rodolfo Meyer. Abuelos de Cuento. San Isidro

 

En los comentarios nos podés contar si alguna vez hiciste una casita en un árbol y cómo era…

Si no fuera así… ¿Cómo construirías vos una casita para jugar con tus amigues y dónde la harías?  (si no tenés un árbol en tu patio)


sábado, 8 de agosto de 2020

 

POESÍA: “QUIERO” de MELINA POGORESLSKY

 QUIERO


Quiero ser locomotora
del tren de tus alegrías
y llevarte por caminos
regados de fantasía.

Quiero que cada mañana,
apenas abras los ojos,
te saluden pajaritos
verdes, azules y rojos


Quiero que saltes muy alto,
que corras a toda prisa,
que nunca te falten juegos,
que siempre sobren sonrisas.

Y es tanto lo que te quiero,
porque yo te quiero tanto
que quiero quererte siempre;
yo te quiero rato a rato.


Melina Pogorelsky

  

 

TRES DESEOS




“¡Tres deseos!”, me dijeron
antes de soplar velitas.
¿Solo tres? Ay, qué difícil…
Bueno, empiezo con mi lista:


Ser más fuerte, una pelota
y vacaciones de por vida.
O mejor ser el más alto,
el primero de la fila.


¿Y si pido una mascota?
Un cachorro… ¡o un caballo!
(Entonces mejor me pido
una casita con patio).


Tres deseos… ¿Cuántos voy?
Las velitas se derriten…
¿Y si pido ir a la luna?
Todos miran y sonríen.

Mi abuelo dice “A soplar”,
y yo sigo acá pensando:
un auto a control remoto
y cruzar el mar nadando.

¿Cuántos deseos pedí?

¿Al final cuántos me quedan?
Son tres solos y dudando
creo que perdí la cuenta.

Mi hermano quiere la torta,
llora, grita y patalea,
si sigo tardando tanto,
va a ser un charco de cera.

¿Tres deseos? ¡Tengo tantos!
Ya me están mirando feo.
Se me ocurrió qué pedir:

¡seguir pidiendo deseos!


Melina Pogorelsky

 

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