Y EL NATALICIO DE JUANA AZURDUY
Cantemos con
nuestra familia esta hermosa canción de Félix Luna y música de Ariel Ramírez…
Canción “Juana
Azurduy”
Dúo Coral Ecuador
Y EL NATALICIO DE JUANA AZURDUY
Cantemos con
nuestra familia esta hermosa canción de Félix Luna y música de Ariel Ramírez…
Canción “Juana
Azurduy”
Dúo Coral Ecuador
CUENTO: “EL CHIVO DEL CEBOLLAR”
Lo
encontramos en este libro:
Historia de
Pajarito Remendado (Serie naranja)
Gustavo Roldán
Raúl Fortín (Ilustrador)
Colección: Del Pajarito Remendado
Editorial: Ediciones Colihue
Año de edición: 1984
Te ofrecemos
un video con el cuento o si lo preferís, también podés leerlo y disfrutar de
las ilustraciones.
EL CHIVO DEL
CEBOLLAR | Cuentos infantiles | Los cuentos de Nico
https://www.youtube.com/watch?v=1Ws4rZ_5Pww
Cuento» EL CHIVO DEL CEBOLLAR (Versión libre
de cuentos folklóricos)
Había una vez una viejita
que tenía un pequeño huerto apenas más grande que un mantel, donde había plantado
un hermoso cebollar.
Una mañana, cuando fue a regar sus cebollitas,
se encontró con un chivo que se entretenía en pisotearlas.
—¡Salga chivo de mi
cebollar! —gritó enojada la viejita.
El chivo se quedó quieto. La miró de arriba
para abajo y de abajo para arriba, y después le hizo:
—¡Brlrlrl! ¡Yo soy el chivo del chivatal y de
acá nadie me puede sacar!
La viejita se fue muy triste. En el camino
encontró un perro al que le contó la historia.
El perro la consoló y le dijo:
—No se preocupe, viejita. Ni por el huerto ni
por la cebollita.
Cuando llegaron de vuelta, el perro ladró:
—¡Salga chivo de ese cebollar!
—¡Brlrlrl! —dijo el chivo mirándolo muy fijo a
los ojos—. Yo soy el chivo del chivatal y de aquí ninguno me puede sacar.
Al perro se le pararon tres pelos del lomo y
pensó que no le convenía pelear con ese chivo, y dijo que volvería otro día
para sacarlo.
La viejita volvió muy triste
al camino a buscar quién pudiera ayudarla. Encontró al caballo y le contó la
historia.
Y el caballo dijo:
—No se preocupe, viejita. Ni por el huerto ni
por la cebollita.
Y cuando llegaron al huerto relinchó:
—¡Salga chivo de ese cebollar!
—¡Brlrlrl! —dijo el chivo mirándolo muy fijo a
los ojos—. Yo soy el chivo del chivatal y de aquí ninguno me puede sacar.
Y siguió zapateando en el
cebollar. Al caballo le corrió un escalofrío como si le caminaran siete
ciempiés sobre el lomo. Y pensó que no le convenía pelear con ese chivo, y dijo
que volvería otro día para sacarlo.
La viejita volvió muy triste al camino a
buscar quién pudiera ayudarla. Encontró con el toro y le contó la historia. Y
el toro dijo:
—No se preocupe, viejita. Ni por el huerto ni
por la cebollita.
Y cuando llegaron el toro bramó:
—¡Salga chivo de ese cebollar!
—¡Brlrlrl! —dijo el chivo mirándolo muy fijo a
los ojos—. Yo soy el chivo del chivatal y de aquí ninguno me puede sacar.
Y siguió zapateando más fuerte todavía entre
las plantas.
El toro pensó que no le convenía pelear con
ese chivo, y dijo que volvería otro día para sacarlo.
La viejita volvió al camino,
y en el camino se encontró con una hormiguita que andaba paseando.
—¿Por qué llora con tantas lágrimas? —le
preguntó la hormiga.
Cuando escuchó la historia dijo:
—No se preocupe, viejita. Ni por el huerto ni
por la cebollita.
—Ay, hormiguita, ¡cómo me vas a ayudar siendo
tan chiquita!
—No se haga más problemas, pero para que
lleguemos rápido álceme y lléveme en su bolsillo.
La viejita puso un dedo en
el suelo y la hormiguita se trepó muy rápido. Después la puso dentro del
bolsillo y volvieron al huerto.
Cuando llegaron la hormiguita dijo:
—¡Salga chivo de ese cebollar!
—¡Brlrlrl! —dijo el chivo mirándola muy fijo a
los ojos—. Yo soy el chivo del chivatal y de aquí ninguno me puede sacar.
Y se puso a zapatear con más
fuerza sobre las cebollas.
Despacito, despacito, con paso de hormiga, la
hormiguita se fue acercando. Y comenzó a trepar por la pata del chivo hasta que
llegó a la punta de la cola. Y ahí, una y otra vez, lo picó a todo picar.
—¡Brlrlrl! —hizo el chivo con los ojos bizcos,
y salió corriendo y se perdió a lo lejos para no volver nunca más.
Cuando la hormiguita se
cansó de picar pegó un salto y, pasito a paso volvió a la casa.
Y ahí se quedó a vivir, en la azucarera de la
viejita. Y ahí están todavía, charlando sobre chivos y cebollares y un montón
de cosas más a la hora del mate.
CUANDO VOLVAMOS A CLASES PODÉS PEDIR EN LA
BIBLIOTECA ESCOLAR “WOLF SCHCOLNIK”
EL LIBRO “HISTORIA DE PAJARITO REMENDADO”
DE GUSTAVO ROLDÁN,
EN ÉL ESTÁ EL “EL CHIVO DEL CEBOLLAR”